“Érase una vez una señora de cincuenta y seis años que nunca había hecho deporte pero que un día, decidió apuntarse al gimnasio con su hermana. Le gustó tanto que decidió probar fortuna en el mundillo del culturismo. Ella sabía que su familia y sus amigos le iban a decir que si no lo había hecho antes, no era el momento de empezar y que seguramente iba a hacer el ridículo o incluso que no la iban a admitir en ningún concurso…”
Normalmente la gente que nos quiere, desde el máximo cariño pero con los argumentos que todos hemos oído muchas veces como: “dejemos las cosas como están” o “no enredes”, hace de potente lastre para nuestra creatividad y más aún cuando ya no somos lo que se dice unos jovencitos.
Mi abuela siempre decía esta frase: “ Cuando el diablo no tiene nada mejor que hacer, le saca los ojos a sus hijos!” y luego añadía, “¡Pues muy bien por el diablo, mejor eso que estar tumbado sin hacer nada absolutamente y muerto del aburrimiento!”. Tomándolo con humor y salvando la idea de no sacar los ojos a nadie, siempre es mejor enredar y equivocarse que quedarse con las ganas.
Desde luego la idea a trasmitirte, si lo tuyo también es por ejemplo el deporte, no es que vayas a acabar siendo profesional (o lo mismo sí), sino que busques algún sitio donde como aficionado puedas probar y atreverte con esa actividad que tanto te apetece y que la edad no te limite en absoluto.
Descubrirás que hay mucha más gente como tu haciéndolo.
Es importante aprender y practicar cosas nuevas durante toda la vida, sirve de motivación, nos saca de la rutina y hace trabajar nuestro cerebro.
Nos educan para no equivocarnos, para no meter la pata, para no fracasar en nada y si ello ocurre sentimos muchísima vergüenza y humillación.
Si dejáramos a un lado el sentido del ridículo y pensáramos que lo peor que puede pasar es: ¡Nada!, nuestra vida se llenaría de nuevas y divertidas experiencias o al menos de anécdotas que contar.
Hay una frase que escuché una vez a Elsa Punset que me encanta: “¡Fracasa, fracasa de nuevo y fracasa mejor!”
Lo más importante es que siempre que hacemos algo nuevo aprendemos mucho y no solo de la actividad que realicemos. El aprendizaje nos rejuvenece y alarga nuestra vida.
Personalmente siempre estoy probando nuevos deportes, actividades, estudiando algo nuevo. Hay cosas que se quedan conmigo y otras no, pero al menos sé cómo me he sentido haciéndolo y no me quedo con la sensación frustrante de que podría haberlo intentado.
Así que no lo dudes y empieza hoy a probar todo lo que te apetezca, algo acabarás aprendiendo.
Quién sabe, a lo mejor tu verdadera vocación y tu elemento están en algo que aún no es parte de tu vida.
Y por cierto… esa señora de la que te hablaba al principio, hoy en día tiene más de 80 años y está inscrita en el libro Guiness de los records como “La mujer culturista más vieja del mundo”. Se llama Ernestine Shepherd.
Y tú?, tienes alguna historia que quieras compartir conmigo en la que te hayas atrevido a hacer algo nuevo y diferente.
¡Escríbeme! Me encantará saberlo.